Ese ente que fluye sin parar, ese ente al que todos se refieren de una u otra forma, un ente abstracto, un ente que no tiene definición y que repentinamente se puso en contra del movimiento estudiantil.
Cuatro meses y medio de una huelga desgastante, y el movimiento se empezaba a diluir, se diluía por la incapacidad de crear una organización autogestiva que lo vinculara directamente con la sociedad, la organización que lo llevara a una victoria real y no a esperar que las autoridades cumplieran sus demandas del pliego petitorio.
Con tisteza se observaba el paso de ese ente, el movimiento estudiantil se tiraba en la hamaca y creía que intensificando la "movilización" (marchas multitudinarias) podría ganarle al sistema; así es, el movimiento estudiantil creía que la mejor estrategia para ganar la guerra eran los desfiles.
Pero en esa gigantesca estructura de estudiantes pasivos se generó una grieta, de ella han comenzado a salir estudiantes que han comprendido cuál es el camino y empiezan ya a formar células autogestivas, acción verdadera, una estrategia efectiva para ganar la guerra. Estos estudiantes predican con el ejemplo y empiezan a despertar a sus aliados a la vez que colocan la semilla en el interior de la estructura estudiantil. Cada vez son más los estudiantes que despiertan, tú eres el siguiente, ¡vamos! ¡Organízate! ¡La autogestión te llevara al verdadero triunfo!
