Altagracia
Ha pasado un año y aquí estoy. Estos trecientos sesenta y cinco días me han parecido un instante, todavía recuerdo tu rostro, todavía recuerdo tu voz, pero tus enseñanzas son lo que más recuerdo de ti. Es difícil adquirir la capacidad que tú tuviste, de entregar amor a quien lo
requería, de entregar apoyo a quien lo necesitaba.
Una luz iluminaba tu sonrisa, esa luz ahora ilumina tu recuerdo.
Han pasado muchas cosas en este año, y muchas más quedan por venir, y a lo largo de este camino, tu sombra me seguirá mientras no me traicione.
En memoria de
Altagracia
26 de marzo de 1999