A la opinión pública

A los compañeros y compañeras paristas

Una vez más, el rector Francisco Barnés ha desconocido el conflicto que vive nuestra universidad, reduciéndolo al problema de las cuotas, tomando decisiones de manera unilateral, autoritaria y sin consultar a la comunidad universitaria. Esta situación pone de manifiesto la urgente necesidad de establecer un espacio de diálogo para solucionar el conflicto. Los estudiantes universitarios creemos que para iniciar el diálogo debe existir un ambiente adecuado sin hostigamientos, intimidaciones, agresiones y represalias.

Consideramos que la respuesta de las autoridades, si bien es un primer paso para la solución del conflicto, no resuelve las demandas de los estudiantes en huelga, como se señala a continuación.

1. Viola el principio de gratuidad de la educación en la UNAM, ya que los cobros por servicios educativos, materiales y laboratorios, entre; otros, seguirán vigentes.
2. No excluye la posibilidad de que en el futuro el carácter voluntario de las aportaciones se vuelva obligatorio, mediante una sencilla reforma al Reglamento General de Pagos.
3. No toma en cuenta las demandas del movimiento relacionadas con el CENEVAL y las reformas del 97.
4. La propuesta de extensión del semestre es ambigua, ya que deja a consideración de cada una de las sedes la regularización de las actividades académicas semestrales.
5. No abre ninguna posibilidad de solución del conflicto mediante un diálogo público, directo y resolutivo.
6. Resta importancia a una de las demandas más imperantes de este movimiento, que es la creación de un espacio de diálogo (lo reduce a un buzón llamado Comisión de Encuentro) donde se discutan las formas de gobierno, y de tomas de decisión, la transparencia en las finanzas y alternativas de financiamiento de la Universidad, así como aspectos relacionados con la reforma académica, entre otros.

Así pues, es evidente que la propuesta de Barnés no responde a las expectativas del movimiento estudiantil. Consideramos fundamental forzar a las autoridades para que reconozcan la necesidad de dialogar con el CGH y que éste pueda exponer los argumentos que respaldan al pliego petitorio y lograr con ello la plena satisfacción del movimiento.

Un mecanismo para impulsar el diálogo sería despojar a las autoridades de los pretextos que han puesto para no aceptar nuestro formato. Por ejemplo, en cuanto a la condicionante para el diálogo referente al desistimiento del levantamiento de actas, sería conveniente considerar que ya está incluida en el pliego petitorio y que defenderemos en su momento a toda costa. Proponemos además, eliminar frases como "el diálogo no es negociación" y "el pliego petitorio no es negociable". El punto medular no es que vayamos a negociar nuestras demandas, sino que es indispensable demostrar en la mesa de diálogo la contundencia de nuestros argumentos.

Estudiantes del Instituto de Ecología.


Por mi raza hablará el espíritu.




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Junio de 1999
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